A la encamisada del Príncipe Nuestro Señor
Soneto 193
Desata el capirote y las pigüelas,
águila de Filipo soberano,
verá el antiguo y nuevo mundo hispano
que al sol te acercas y a su lado vuelas.
El aire dejen, cuando el aire impelas,
el pardo azor, belígero otomano,
y aquel sacre o sacrílego cristiano
que tiembla ya de que su nombre celas.
Muestra, subido al cielo, al bajo mundo
las nuevas uñas con que alzarle puedes,
ahora asidas a una débil caña.
Porque, tercero de tan gran segundo,
podrás, como su espada y cetro heredes,
vencer al mundo y gobernar España.
Soneto 193
Desata el capirote y las pigüelas,
águila de Filipo soberano,
verá el antiguo y nuevo mundo hispano
que al sol te acercas y a su lado vuelas.
El aire dejen, cuando el aire impelas,
el pardo azor, belígero otomano,
y aquel sacre o sacrílego cristiano
que tiembla ya de que su nombre celas.
Muestra, subido al cielo, al bajo mundo
las nuevas uñas con que alzarle puedes,
ahora asidas a una débil caña.
Porque, tercero de tan gran segundo,
podrás, como su espada y cetro heredes,
vencer al mundo y gobernar España.