Soneto 179
Ángel divino, que en humano y tierno
velo te goza el mundo, ¡oh!, no consuma
el mar del tiempo, ni su blanca espuma
cubra tu frente su nevado invierno
beldad que del artífice superno
imagen pura fuiste en cifra y suma,
sujeto de mi lengua y de mi pluma,
cuya hermosura me ha de hacer eterno;
centro del alma venturosa mía,
en quien el armonía y compostura
del mundo superior contemplo y veo.
Alba, Lucinda, cielo, sol, luz, día,
para siempre el altar de tu hermosura
ofrece su memoria mi deseo.
Ángel divino, que en humano y tierno
velo te goza el mundo, ¡oh!, no consuma
el mar del tiempo, ni su blanca espuma
cubra tu frente su nevado invierno
beldad que del artífice superno
imagen pura fuiste en cifra y suma,
sujeto de mi lengua y de mi pluma,
cuya hermosura me ha de hacer eterno;
centro del alma venturosa mía,
en quien el armonía y compostura
del mundo superior contemplo y veo.
Alba, Lucinda, cielo, sol, luz, día,
para siempre el altar de tu hermosura
ofrece su memoria mi deseo.