Poema: A una novia de Rubén Darío

A una novia


Alma blanca, más blanca que el lirio;
frente blanca, más blanca que el cirio
que ilumina el altar del Señor:
Ya serás por hermosa encendida,
ya serás sonrosada y herida,
por el rayo de luz del amor.

Labios rojos de sangre divina,
labios donde la risa argentina
junta el albo marfil al clavel,
ya veréis cómo el beso os provoca,
cuando Cipris envíe a esa boca
sus abejas sedientas de miel.

Manos blancas, cual rosas benditas,
que sabéis deshojar margaritas
junto al fresco rosal del Penil,
¡ya daréis la canción del amado
cuando hiráis el sonoro teclado
del triunfal clavicordio de Abril!

Ojos bellos de ojeras cercados,
¡ya veréis los palacios dorados
de una vaga, ideal Estambul,
cuando lleven las hadas a Oriente
a la Bella del Bosque Durmiente,
en el carro del Príncipe Azul!

¡Blanca flor! De tu cáliz risueño
la libélula errante del Sueño
alza el vuelo veloz, ¡blanca flor!
Primavera su palio levanta
y hay un coro de alondras que canta
la canción matinal del amor.