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Paréceme hoy el cielo
rostro de anciano,
con guedejas de pelo
mugriento y cano;
y turbio, rojo,
en medio de la frente
no más un ojo.
Hacia la tierra mira
con honda angustia,
y todo al punto expira,
todo se mustia;
mueren las flores
y en el alma con ellas
risas y amores.
Paréceme hoy el cielo
rostro de anciano,
con guedejas de pelo
mugriento y cano;
y turbio, rojo,
en medio de la frente
no más un ojo.
Hacia la tierra mira
con honda angustia,
y todo al punto expira,
todo se mustia;
mueren las flores
y en el alma con ellas
risas y amores.