No es tan duro mi pecho que no sienta
la fuerza del dolor que en él desciende;
mas amor, por más daño, me defiende
que descubra las llagas de mi afrenta.
quiere que calle el mal y que consienta
la pena que me aqueja y siempre ofende,
y en fuego desusado tarde enciende
el corazón, que en llama se sustenta.
Si esta grave pasión no perturbara
el pecho, bien pudiera confiado
llegar al dulce fin de la alegría;
mas ¡ay, cuánto es esta esperanza cara!
y por mirar su bien ¡cuánto ha pasado
de afán y de tormento la alma mía!
la fuerza del dolor que en él desciende;
mas amor, por más daño, me defiende
que descubra las llagas de mi afrenta.
quiere que calle el mal y que consienta
la pena que me aqueja y siempre ofende,
y en fuego desusado tarde enciende
el corazón, que en llama se sustenta.
Si esta grave pasión no perturbara
el pecho, bien pudiera confiado
llegar al dulce fin de la alegría;
mas ¡ay, cuánto es esta esperanza cara!
y por mirar su bien ¡cuánto ha pasado
de afán y de tormento la alma mía!