Leconte de Lisle
De las eternas musas el reino soberano
Recorres, bajo un soplo de vasta inspiración,
Como un rajá soberbio en su elefante indiano
Por sus dominios pasa de rudo viento al son.
Tú tienes en tu canto como ecos de Oceano;
Se ven en tu poesía la selva y el león;
Salvaje luz irradia la lira que en tu mano
Derrama su sonora, robusta vibración.
Tú el faquir conoces secretos y avatares;
A tu alma dio el Oriente misterios seculares,
Visiones legendarias y espíritu oriental.
Tu verso está nutrido con savia de la tierra;
Fulgor de Ramayanas tu viva estrofa encierra,
Y cantas en la lengua del bosque colosal.
De las eternas musas el reino soberano
Recorres, bajo un soplo de vasta inspiración,
Como un rajá soberbio en su elefante indiano
Por sus dominios pasa de rudo viento al son.
Tú tienes en tu canto como ecos de Oceano;
Se ven en tu poesía la selva y el león;
Salvaje luz irradia la lira que en tu mano
Derrama su sonora, robusta vibración.
Tú el faquir conoces secretos y avatares;
A tu alma dio el Oriente misterios seculares,
Visiones legendarias y espíritu oriental.
Tu verso está nutrido con savia de la tierra;
Fulgor de Ramayanas tu viva estrofa encierra,
Y cantas en la lengua del bosque colosal.