Largos, sutiles lazos esparcidos
por el rosado cuello y blanca frente;
dorada diadema, ardor luciente,
llenos de mis despojos ofrecidos;
tiernos y bellos ojos encendidos,
rayos de amor, por quien mi pecho siente
la herida inmortal que llevo ausente
abrasada mi fuerza y mis sentidos;
dichoso yo, que merecí cadena
de vuestras ricas hebras, y la llama
que de voz procedió en estos mis ojos.
¡Oh, si pudiera acrecentar la pena
y avivar más el fuego que me inflama,
para daros debidos los despojos!
por el rosado cuello y blanca frente;
dorada diadema, ardor luciente,
llenos de mis despojos ofrecidos;
tiernos y bellos ojos encendidos,
rayos de amor, por quien mi pecho siente
la herida inmortal que llevo ausente
abrasada mi fuerza y mis sentidos;
dichoso yo, que merecí cadena
de vuestras ricas hebras, y la llama
que de voz procedió en estos mis ojos.
¡Oh, si pudiera acrecentar la pena
y avivar más el fuego que me inflama,
para daros debidos los despojos!