El duro hierro agudo que la mano,
rica de mis despojos por vos siente,
y la sangre esparció que amor ardiente
guardó cual néctar puro y soberano;
guiolo amor, y abrió manso y humano
lugar al dolor vuestro tiernamente;
que el mal que siento grave y vehemente,
blando siente el cruel pecho tirano.
La herida terrible que en mis ojos
de los vuestros entró, y causó mi pena,
venganza toma ahora en vuestro yerro.
No es culpa vuestra, es gloria a mis despojos;
y así, que os hiera el dulce amor ordena,
como a mí vuestros ojos, vuestro hierro.
y la sangre esparció que amor ardiente
guardó cual néctar puro y soberano;
guiolo amor, y abrió manso y humano
lugar al dolor vuestro tiernamente;
que el mal que siento grave y vehemente,
blando siente el cruel pecho tirano.
La herida terrible que en mis ojos
de los vuestros entró, y causó mi pena,
venganza toma ahora en vuestro yerro.
No es culpa vuestra, es gloria a mis despojos;
y así, que os hiera el dulce amor ordena,
como a mí vuestros ojos, vuestro hierro.