Cual fantásticas figuras,
a un lado y al otro lado
se extienden casas obscuras:
en negra capa embozado
marcho tras dulces venturas.
Doce campanadas toca
la vieja torre sombría:
con mil besos en la boca,
me aguarda, de amores loca,
la querida niña mía.
La luna brilla oportuna,
y sus pálidos raudales
iluminan mi fortuna;
llego a los gratos umbrales
y exclamo: «¡Propicia luna!
»¡Astro piadoso y bendito!
Yo tu constancia acredito,
pues no me engañas jamás;
ahora, no te necesito;
brilla para los demás.
»Y si al recorrer los cielos,
ves algún amante triste
llorando amargos anhelos,
dale los dulces consuelos
que en otros tiempos me diste».
a un lado y al otro lado
se extienden casas obscuras:
en negra capa embozado
marcho tras dulces venturas.
Doce campanadas toca
la vieja torre sombría:
con mil besos en la boca,
me aguarda, de amores loca,
la querida niña mía.
La luna brilla oportuna,
y sus pálidos raudales
iluminan mi fortuna;
llego a los gratos umbrales
y exclamo: «¡Propicia luna!
»¡Astro piadoso y bendito!
Yo tu constancia acredito,
pues no me engañas jamás;
ahora, no te necesito;
brilla para los demás.
»Y si al recorrer los cielos,
ves algún amante triste
llorando amargos anhelos,
dale los dulces consuelos
que en otros tiempos me diste».