Poema - 46 - de Heinrich Heine

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Ya es hora, sí, ya es sazón
de apartar del corazón
la locura que lo asedia;
bastante, cual pobre histrión,
representé la comedia.

Eran góticos salones
bambalinas y telones;
purpúreo manto mi traje;
novelescas mis pasiones;
romántico mi lenguaje.

Di fin a tal fingimiento;
pero el mal no se remedia:
las mismas angustias
siento: parece que represento todavía la comedia.

Es que, burlando, decía
mi afán secreto y profundo:
la muerte en el alma mía
llevaba cuando fingía
al luchador moribundo.