Poema - 35 - de Heinrich Heine

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Ambos se amaban, y ninguno quiso
confesar su pasión;
¡cual si enemigos fueran, se miraban,
muriéndose de amor!

Separáronse al fin; no más en sueños
el uno al otro vio;
estaban ambos muertos, sin saberlo
ninguno de los dos.