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Hay en las cumbres aquellas
un castillo encantador,
y en el castillo tres bellas:
me han probado todas ellas,
me han probado bien su amor.
Gocé el lunes los abrazos
de Amalia; en los mismos lazos
me estrechó el martes María,
y el miércoles Rosalía
me descoyuntó en sus brazos.
El jueves, gran recepción
tuvieron: ¡soberbia noche!
¡Qué lujo! ¡Qué ostentación!
Iba en larga procesión
gente a caballo y en coche.
No me invitaron; y a fe
que el ardid inútil fue:
mi ausencia se hizo notar,
y hubo la que yo me sé
de reír y murmurar.
Hay en las cumbres aquellas
un castillo encantador,
y en el castillo tres bellas:
me han probado todas ellas,
me han probado bien su amor.
Gocé el lunes los abrazos
de Amalia; en los mismos lazos
me estrechó el martes María,
y el miércoles Rosalía
me descoyuntó en sus brazos.
El jueves, gran recepción
tuvieron: ¡soberbia noche!
¡Qué lujo! ¡Qué ostentación!
Iba en larga procesión
gente a caballo y en coche.
No me invitaron; y a fe
que el ardid inútil fue:
mi ausencia se hizo notar,
y hubo la que yo me sé
de reír y murmurar.