Poema: Cuando en la tumba yazgas de Heinrich Heine

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Cuando en la tumba yazgas, dueño mío,
en el lecho de sombra y de reposo,
iré a buscarte en su regazo frío,
y allí por fin te abrazaré dichoso.

Te abrazaré, te besaré incesante,
pálida, inmóvil, silenciosa, muerta;
estremecido, extático, anhelante,
te oprimiré a mi pecho, muda y yerta.

Tocará media noche; irán los muertos
a danzar, de sus tumbas evocados;
y por la losa funeral cubiertos,
estaremos los dos bien abrazados.

La trompeta final sonará un día;
acudirán al juicio los difuntos;
y sordos a sus ecos, vida mía,
seguiremos allí, quietos y juntos.