Patricia displicencia con que cruzas la maravilla doble de tus piernas. Torno a la beatitud contemplativa de mis ancestros, cuando te contemplo, y en tu hiperbórea doncellez presiente augustas lejanías, Anadyomena.
Sólo un dios inmortal o una bestia podrá enfangar o sublimar tu carne. va girando la noche. En mi penuria, te ofrezco la sortija de Saturno; y la cauda nupcial de los cometas; y el joyel deslumbrante de las constelaciones gigantescas...
Y pregunto a Heráclito y Omar, padres de mi desesperanza: el viento que rizó su cabellera, el agua que besó su desnudez, ¿quién me puede decir dónde está? Patricia displicencia con que cruzas la maravilla doble de tus piernas. Porque me sabes a tu arbitrio abusas; porque conoces tu poder, me infiernas. Va girando la noche. Y la deslumbrante secular del sexo clama por ti. -Hoy como siempre las estrellas -heteras tremulantes- dejan caer su guiño a los mortales.
Hoy, como siempre, tu jactanciosa excelsitud me insulfa posibilidades, po~si~bi~li~da~des.