Ojos indefinibles, ojos grandes,
como el cielo y el mar hondos y puros,
ojos como las selvas de los Andes:
misteriosos, fantásticos y oscuros.
Ojos en cuyas místicas ojeras
se ve el rastro de incógnitos pesares,
cual se ve en la aridez de las riberas
la huella de las ondas de los mares.
Miradme con amor, eternamente,
ojos de meláncolicas pupilas,
ojos que asemejáis, bajo su frente,
pozos de aguas profundas y tranquilas.
Miradme con amor, ojos divinos
que adornáis como soles su cabeza,
y, encima de sus labios purpurinos,
parecéis dos abismos de tristeza.
Miradme con amor fúlgidos ojos,
y cuando muera yo, que os amo tanto,
verted, sobre mis lívidos despojos,
el dulce manantial de vuestro llanto.
como el cielo y el mar hondos y puros,
ojos como las selvas de los Andes:
misteriosos, fantásticos y oscuros.
Ojos en cuyas místicas ojeras
se ve el rastro de incógnitos pesares,
cual se ve en la aridez de las riberas
la huella de las ondas de los mares.
Miradme con amor, eternamente,
ojos de meláncolicas pupilas,
ojos que asemejáis, bajo su frente,
pozos de aguas profundas y tranquilas.
Miradme con amor, ojos divinos
que adornáis como soles su cabeza,
y, encima de sus labios purpurinos,
parecéis dos abismos de tristeza.
Miradme con amor fúlgidos ojos,
y cuando muera yo, que os amo tanto,
verted, sobre mis lívidos despojos,
el dulce manantial de vuestro llanto.