Nuestra pasión fue un trágico sainete,
en cuya absurda fábula
lo cómico y lo grave confundidos
risas y llanto arrancan.
Pero fue lo peor de aquella historia,
que, al fin de la jornada,
a ella tocaron lágrimas y risas,
¡y a mi sólo las lágrimas!
en cuya absurda fábula
lo cómico y lo grave confundidos
risas y llanto arrancan.
Pero fue lo peor de aquella historia,
que, al fin de la jornada,
a ella tocaron lágrimas y risas,
¡y a mi sólo las lágrimas!